jueves, 13 de mayo de 2021

La mujer griega, un principio ético olvidado

 


 

En palabras de Terencio “Homo sum, humani nihil a me alienum puto”. Soy un hombre, nada humano me es ajeno. Estas palabras fueron corregidas por Miguel de Unamuno de la siguiente manera: “Nullum Hominen a me alienum puto”. Soy hombre, a ningún otro hombre estimo extraño. A lo que deberíamos agregar a ninguna mujer estimo extraña.

Cómo estimar extraño al fundamento de toda la literatura universal. No solo al narrador de mitos sino al creador de poesías. El poeta, al primer poeta, es decir: Homero.

La filosofía ha tomado el primer camino de Terencio, la realidad no ajena al propio hombre como aquella conquista de la razón o en sentido similar lo dicho por Protágoras “Homo omnium rerum mensura est”.[1] La medida de todas las cosas es el hombre, no hay nada que sea fuera del hombre. Lamentablemente esto ha sucedido así, lamentable por que se han perdido perspectivas que hemos dejado de lado.[2] Ya lo había dicho Kant: “el que sobrevalora a la razón la terminará por odiar”. Aquella misología profética Kantiana se ha manifestado desde el nacimiento de la filosofía. Por ello debemos recuperar en el nacimiento de la misma filosofía la figura propuesta por Aristóteles en su Metafísica. Aquello que él denominó una realidad previa de los presocráticos: “los teologisantes o los que teologizaron[3] y como ahora propongo (yo) a los poetisantes.[4] La filosofía debería apostar más por la poesía que a la propia ciencia e incluso más que a la metafísica,[5] pues es ella que nos ha enseñado más moral que las artes anteriores.

 

La realidad poética por lo tanto no será la razón cultivada si no aquellas raíces subconscientes y en contacto con las musas proféticas. Yo no soy el que habla sino hablan las que me poseen.

Dicho esto, ya podemos sostener que nuestro primer contacto con la ética será desde la poesía clásica, desde aquella poesía primera. Por ello sostenemos que la poesía será la primera manifestación ética, pues no hay otra figura literaria en toda la historia antes que ella y precisamente por ello, el poeta será aquel sujeto educador de moral, y el primero fue Homero. Ya lo había manifestado Platón en unos de sus escritos:

Por lo tanto, Glaucón, cuando encuentres a quienes alaban a Homero diciendo que este poeta ha educado a la Hélade, y que con respecto a la administración y educación de los asuntos humanos es digno de que se le tome para estudiar, y que hay que disponer toda nuestra vida de acuerdo con lo que prescribe dicho poeta, debemos amarlos y saludarlos como a las mejores personas que sea posible encontrar, y convenir con ellos en que Homero es el más grande poeta y el primero de los trágicos[6]  

Nos dice el mismo Platón que el poeta es el maestro que se le debo obedecer dicho poeta, el hombre, aquel griego debe regirse por el precepto de los poetas. Ahora bien No es un regirse sin un entendimiento. Acordémonos que la filosofía siempre va a tener un juego filosófico. El mismo Jenofanes en su Symposium nos comenta que Nicias obligo a su hijo aprenderse de memoria la poesía de Homero. Por lo tanto, no podemos descartar a la poesía solo como una fuente de engaño, que ambos autores señalados como Platón y Jenofanes harán critica. No olvidemos que el griego no era un hombre común o aquel vipedo sin plumas. El griego era por excelencia un hombre un ciudadano   

Lo que produce el poeta es poesía, y la poesía produce ética. Y por ello sostenemos que la poesía es una respuesta ética no solo al mundo de homero sino al mundo actuar y sobre todo en una relectura de la poesía. Encontramos en ella el aspecto femenino del sentimiento del cuidado ético. Propuesta en la que volveremos con Gilligan, en su ética de cuidado.  

La poseía Homérica que brinda una ética para el hombre no podrá ser tachada por el pensamiento feminista, aunque parezca algo contradictorio en sí mismo dichos términos, la Poesía Homérica nos brinda, nos revela nos proporciona la visión femenina de la ética. Y coincidentemente la poesía y la ética son precisamente vocablos de genero femenino. Y eso es lo que marcará el trabajo presentado. La ética vista desde el aspecto femenino tan poco estudiado, pero para nada olvidado de los filósofos.

Lo que produce la realidad de la poesía es una critica por parte de los filósofos y ojo con esto no es una critica de los narrado o contado, no es una critica a la narración de los hechos, que es lo más propio del hombre al poseer palabra. La poesía adelanto a la filosofía a sostener principios éticos por medio de su propia lógica, que no es la misma que la filosófica. La concepción del bien, de lo justo, del mal, y de lo injusto ofrecido por aquella mujer llamada poesía se presentaron por medio de divinidades nada claras y aun así manifestaban las dimensiones éticas del hombre. El mal o el bien como premio o castigo de los dioses nos revela, como nos revelará una ley moral natural, que en el hombre existe una dimensión moral o ética, que hasta el día de hoy no podemos eliminarla por más de ciertos pensamientos débiles en justificar un relativismo moral y más un relativismo moral del género.

Lo que produce la realidad de la poesía a la visión del filosofo no es un conflicto con lo narrado, el filósofo no tiene intención de ir contra la leyenda de Troya. Es más si de hacer una crítica el filósofo deberá hacer una critica constructivo con aquellas realidad para esclarecer ciertos olvidos. Lo que produce la realidad de la poesía es lo sostenido por Jenófanes primero, purificar la idea de bien, ya no desde las divinidades enfermas, sino por la misma idea de bien, como lo hará también Platón: para este filosofo la poesía constituye el no del logos filosófico, por eso Platón no eliminará todo tipo de poesía sino solo aquella que obstruya la formación de los guardianes por sus efectos opuestos a la disposición de un buen carácter para el gobierno. Tema para más adelante.

Lo que pretendemos es presentar a la poesía como una fuente ética, que ella es es sujeta a ser criticada obviamente, ya varias veces en otros escritos hemos manifestado que la filosofía no acepta ningún tipo de dogma venga de donde venga. Y precisamente con esta critica filosófica de esos personajes mencionados, nos damos cuenta que el griego no era un salvaje. Ya lo había dicho Aristoteles el hombre necesita de la palabra y de la polis para ser ciudadano. Y precisamente esa palabra sostiene tanto a la poesía como a la filosofía. Aquel logos griego de su primera manifestación en la poesía y luego en la filosofía, un logos purificado, un logos trabajado desde una lógica racional. Por ello es que los griegos no podían creer que un dios poesidon impidió a Ulises llegar a Ítaca o en otras palabras los griegos no satisfacían su curiosidad filosofía con solo decir que el agua era el primer principio.

La poetas, rebautizados por mi como los poetizantes, serán parte de la distinción aristotélica de los teologizantes y filosofantes. El Filosofo no puede por ningún motivo, dejar pasar la poesía. Como bien dice Unamuno la poesía se acuesta más a la poesía que a la ciencia. Todo filosofó deberá ser, por lo menos en su interior, “un poeta”.

 

2.-De la Ilíada y la Odisea ¿Por qué aun no aprendemos nada?

 

En este primer capítulo mi propósito no es realizar un resumen de estos grandes poemas, pero por lo menos, debemos mencionar algunas de sus ideas principales. Pero antes de mencionarlas debemos de decir dos cosas en cuestión. La primera es que los clásicos poemas encierran un rico conocimiento para el hombre actual, y nos servirán como una fuente de purificación ética. Así como lo fue el viaje de regreso de Odiseo. Por ello, la poesía no debe ser dejada de lado por el hombre porque de alguna u otra manera lo rescatará de su propio racionalismo estrecho. Como segunda cuestión debemos decir, algo que ya es evidente, si de por sí se ha perdido el interés por la lectura, gracias a aquel hombre veedor, que solo ve un horizonte chato y plano, en un perímetro lineal sin ninguna área o espacio interior, y qué decir de un ver hacia afuera. Este hombre ya no ve los textos clásicos en sí, si no, que por la “complejidad y atareada vida que llevamos” nos dejamos llevar por resúmenes de resúmenes, por copias de copias, o por no decir en lenguaje platónico fantasmas de fantasmas. Nos quedamos con ideas estáticas y no las hacemos vida en nuestra vida. Nos quedamos con ideas de películas que no respetan el texto en sí mismo.  Y así el “homo videns” sigue trabajando para conquistar el “Homo online” en bettseler para “dummies”, y lo pongo en inglés para no herir susceptibilidades. El hombre sigue engañado más por si mismo que por alguna divinidad aparente.  

 

Debido a esto dos primeros puntos, que podrían complementarse por algunas otras perspectivas, sostenemos que no aprenderemos nada de ellos, sino tomamos contacto directo con estos grandes y hermosos poemas.

La Ilíada nos cuenta algunos sucesos de la guerra de Troya, donde podemos ver la relacionalidad existente entre las divinidades y los simples mortales. Aquellos dioses que jugaron o no con el hombre, sin que ello quiera decir que no hayan sido estos los supuestos de una realidad moral y que por ello podamos dejarlos de lado. En la Ilíada, tenemos a los Aqueos, entre ellos Agamenón, como aquel líder que arrebata al jefe de los Mirmidones parte del botín, expresada en una mujer. Hija del sacerdote Apolo. Y que, por dicha acción, Aquiles, por venganza y furia, toma la decisión de retirarse del combate. Con la ayuda de la madre del jefe de los Mirmidones, Zeus termina por resolver la derrota de los Aqueos. Entre la batalla, muere Patroclo, aquel inseparable amigo de Aquiles, y que por su muerte se establecieron los juegos y sus respectivos premios para los combatientes. Aquiles, por venganza, recurre de nuevo al combate matando a Héctor, al cual lastima el cuerpo y terminada por matarlo. El rey Príamo lo pide para honrarlo. Si tuviéramos que resumir la Ilíada en una sola línea tendríamos que decir es la narración de la colera de Aquiles., pero no es la idea un resumen, creo que esto ya lo dejamos claro. La idea es reconocer en estos poemas no solo la moralidad existente, mandada por los dioses. Aquel Imperativo divino. Sino reconocer en aquellas narraciones, fuente de valores no solo del espíritu guerrero, que es lo que suele citarse sino valores para una vida feliz de cuidado. Y en ello, reconocer en aquel imperativo divino no solo a los dioses sino también de las divinidades.  

A diferencia de la Ilíada; la Odisea nos presenta una complicación mayor, por su no narrativa lineal en el campo de batalla (guerra de troya) sino una narrativa múltiple por la diversidad de sus escenarios (tierra y mar) por donde Ulises anduvo como único caudillo que no regresaba a casa por colera y rencor del divino de Posidón. Odiseo, es ayudado por Atenas ante la asamblea de los dioses para que sea liberado de la tentadora Calipso. Hermes es enviado para que entregue el mensaje divino a Calipso y deje ir de una buena vez a Ulises; mientras tanto, Atenas pide a Telémaco que busque a su padre en Pilo y en Esparta, mientras que los galanes hacen alborotos en la casa de Ulises ante la indecisión de Penélope de no elegir un nuevo marido, planeando entre muchas cosas la muerte de Telémaco a su regreso. Odiseo, en el mar de regreso para volver a casa, es interrumpido por Posidón quien manda una terrible tempestad, hasta que termina en tierras del rey Alcínoo, donde el mismo Odiseo comienza una narración dentro del poema, donde narra todas sus aventuras, con el ciclope, el odre de los vientos, entre otras muchas aventuras y astucias. Terminada la historia, los Feacios llenan a Ulises con dones en una embarcación para que se disponga a Ítaca, donde se da el encuentro con el porquerizo Eumeo. Mientras tanto Atenas pide a Telémaco que regrese y da cuenta del vil plan de los galanes contra él. Telémaco se reencuentra con su padre y planean la venganza sin que revele a nadie su regreso. Atenas envuelve con vejez y con aspecto de mendigo a Odiseo y llevan así la venganza planeada. Donde Penélope propondrá la prueba del arco y donde terminará la sangre en Ítaca “limpiada” por las supuestas bodas llevadas a cabo.

Como vemos, hemos mencionado tan solo las ideas principales de ambos poemas, pero lo que queremos resaltar no es esto. Lo que queremos resaltar son tres ideas muy importantes, una más que la otra pero que van ligadas entre sí. Y sostener como último punto lo siguiente: el uso de la poesía como una respuesta ética a nuestro mundo. La poesía como aquella que podría traspasar la línea del tiempo y ser fuente de valores para el hombre, en contra de aquella racionalidad platónica vista en la República y en contra de toda estrechez mental de un racionalismo que mata el misterio del propio hombre. La poesía como remedio de ese estrechismo racional, donde el área interior es abierta a la trascendencia.

Vamos por partes, en el primer punto sostengo lo siguiente: En ambas poesías hay una mención desde el comienzo a la dimensión femenina de lo divino. Más claro, los poemas inician invocando a la mujer.

En la Ilíada encontramos: “La cólera canta, oh diosa, del Pélida Aquiles, maldita, que causó a los aqueos incontables dolores, precipitó al Hades muchas valientes vidas de héroes y a ellos mismos los hizo presa para los perros y para todas las aves —y así se cumplía el plan de Zeus…” . Y en la Odisea, “Musa, dime del hábil varón que, en su largo extravío, tras haber arrasado el alcázar sagrado de Troya, conoció las ciudades y el genio de innúmeras gentes. Muchos males pasó por las rutas marinas luchando por sí mismo y su vida y la vuelta al hogar de sus hombres…” 

En este primer punto, el propósito de señalar la presencia de la mujer es precisamente que ella no es una realidad ajena ni excluyente, ya sea humana ya sea divina, sino que la mujer tiene una fuerte presencia desde aquellos inicios de este pequeño camino que es la historia de la humanidad. Para ir en contra de toda visión de critica de un feminismo inconsciente recalcitrante y de una racionalidad del hombre autárquico., que nos servirá más adelante cuando sostengamos la idea de la ética de cuidado de Carol Gilligan. La nueva relectura de la ética a través de las fuentes griegas, reestableciendo aquella idea errada del hombre autónomo e independiente, utilizando palabras de la en su obra titulada animales racionales y dependientes de Macintyre.

El segundo punto para mencionar, y que es necesario que esté vinculado con el primero, es que el imperativo moral, no es solo de una racionalidad de hombre excluyente como acabamos de decir, sino que la moral rescata el aspecto femenino de las divinidades, y sobre todo el de madre, pues son ellas las que cuidan en su mayoría a la prole.

“Respondiole entonces Tetis, derramando lagrimas: “! Ay, hijo mío, ¿Por qué te crie si en hora aciaga te di a luz?! ¡Sin llanto y sin pena junto a las naves debiste quedarte sentado, ya que tu sino es breve y nada duradero! Temprano ha resultado ser tu hado e infortunado sobre todos has sido; por eso, para funesto destino te alumbre en palacio. A comunicar ese mensaje a Zeus, que se deleita con el rayo, voy yo misma al muy nevado Olimpo, a ver si me hace caso. Mas tu ahora, sentado junto a las naves, de ligero curso, conserva tu colera contra los aqueos y abstente del combate.”

 

Vemos que, en el imperativo divino de madre, hay una ética de cuidado respecto al hijo Aquiles, también vemos:  

“Mi madre, Tetis, la diosa de argénteos pies, asegura que a mi dobles parcas me van llevando al termino que es la muerte: si sigo aquí luchando en torno de la ciudad de los troyanos, se acabó para mí el regreso, pero tendré gloria inconsumible; en cambio, si llego a mi casa, a mi tierra patria, se acabó para mí la noble gloria, pero mi vida será duradera y no la alcanzaría nada pronto el término que es la muerte también a los demás yo aconsejaría zarpar rumbo a casa, porque no veréis aun el fin de la escarpada Ilio”.

Es más, la misma ética de cuidado, de Tetis respecto a su hijo, es asumida y se enfrenta a Zeus, Padre de dioses y hombres. pidiéndole favores para su hijo:

“¡Padre Zeus! Si alguna vez entre los inmortales te he favorecido de palabra o de obra, cúmpleme este deseo: honra a mi hijo, sujeto al más temprano hado entre todos y a quien, además, ahora Agamenón, soberano de hombres, ha deshonrado y quitado el Botín y lo retiene en su poder. Mas tu véngalo, providente Zeus olímpico, e infunde poderío a los troyanos, hasta que los aqueos den satisfacción a mi hijo y lo exalten de honores. Así hablo, y nada respondió Zeus, que las nubes acumula, y permaneció un rato sentado en silencio. Tetis, una vez asida a sus rodillas, seguía así agarrada y pregunto por segunda vez: De verdad prométemelo y asiente a ello, o deniégalo, ya que no cabe el temor en ti; así sabre bien hasta qué punto soy la divinidad más vilipendiada entre todas. Muy enojado, le respondió Zeus, que las nubes acumula: Desastres se avecinan, pues me impulsaras a enemistarme con Hera, cuando ella me provoque con injuriosas palabras” 

Igual encontramos en la Odisea, la preocupación de Atenea, por Ulises, como si fuera su hijo, y ruega ante el mismísimo Zeus.

“Atenea, la diosa ojizarca, repúsole entonces: Padre nuestro Cronión, soberano entre todos los reyes, bien de cierto que él yace abatido por justa ruina ¡que lo mismo perezca quienquiera que imite su ejemplo -, pero a mí el corazón se me parte pensando en Ulises, infeliz, que hace tanto padece de miles trabajos, alejado de todos los suyos y preso en la isla que circundan las olas allá en la mitad del océano”.   Es más, se preocupa tanto de Odiseo, como de su propia estirpe y lo sigue tratando con aquel cuidado de un padre, en este caso una madre a su hijo.

 “Yo misma iré en tanto a las tierras de Ítaca; allí de su hijo en el pecho pondré diligencia y valor por que llame en el ágora a junta a los dánaos crinados y en ella haga frente a los muchos galanes que matan sin duelo sus ovejas y bueyes rollizos de pasos de rueda; le haré ir hasta Pilo arenosa y Esparta a que trate de saber del regreso del padre querido y consiga para ti mismo también favorable renombre en las gentes.”

“El discreto Telémaco entonces le dijo en respuesta: Foirastero, has hablado en verdad con afecto entrañable, como un padre a su hijo: no habré de olvidar tus palabras”

Acordemonos que Atenas, se presenta como Mentes, Señor de los Tafos. El rol de madre sale en el valor que inspirta y las palabras que usa.

Como tercer punto, estamos sosteniendo una mitología ética, por lo tanto, sostenemos que hay un cuestionamiento implícito sobre una vida feliz; Tanto en la Ilíada como la Odisea en sus últimos cantos se expresa que la bondad o maldad procede de lo divino.

“Los dolores, no obstante, dejémoslos reposar en el ánimo, a pesar de nuestra aflicción. Nada se consigue con el gélido llanto, que hiela el corazón. Pues lo que los dioses han hilado para los miseros mortales es vivir entre congojas, mientras ellos están exentos de cuitas. Dos toneles están fijos en el suelo del umbral de Zeus: uno contiene los males y el otro los bienes que nos obsequian A quien Zeus, que se deleita con el rayo, le da una mezcla, unas veces se encuentra con algo malo y otras con algo bueno. Pero a quien sólo da miserias lo hace objeto de toda afrenta, y una cruel aguijada lo va azuzando por la límpida tierra, y vaga sin el aprecio ni de los dioses ni de los mortales” 

Y en la odisea:

“Medonte, lo que pasó no fue capricho de Ulises, sino plan de los inmortales” 

Esclarecedor y usando las palabras de Jaques Leclercq sostenemos: La ética se manifiesta por medio de un imperativo que se expresa en preceptos, y que hay que tener en cuanta que este imperativo va con una especie de constricción interior que me inclina a conformar mi acción con el precepto. Con ello, nos está diciendo Leclercq, que la esencia de la ética es normativa.  

En esta especie de constricción interior, sostendremos que el imperativo mitológico, es impuesto por la divinidad, es regla de nuestras relaciones con ella. Debemos someternos a ese precepto en la media en que deseamos estar en buenas relaciones con Dios o los dioses. Y en tanto que tengamos dicha constricción interior, estamos revelando un hecho de conciencia en nuestra naturaleza., y lo expresa bien un párrafo de la Odisea,. La ética, no puedo provenir solo de la divinidad, propone que aquella constricción interior es propia del humano.

“Comenzó por hablarles el padre de dioses y hombres se acordaba en su mente de Egisto, el varón intachable al que Orestes, famoso en el mundo, quitara la vida, y con este recuerdo les dijo a los dioses eternos: Es de ver cómo inculpan los hombres sin tregua a los dioses achacándonos todos sus males. Y son ellos mismos los que traen por sus propias locuras su exceso de penas.”  

Insistimos en la naturalidad de la ética mítica y ética no mítica, en sus primeras justificaciones, pues como es sabido el imperativo es de carácter divino.



[1] El filósofo tiene que ver con un tipo de conocimiento capaz de organizar un saber sobre cuyos presupuestos pueda construirse un cierto sistema conceptual. El cual nos permite dar cuenta de hechos que, de algún modo. tengan que ver con él.

[2] Esto no es otra cosa que la semilla de la generación del 68.

[3] Cf. ARISTÓTELES, Metafísica, 983b 2-30.

[4] Bajo figura Aristotélica en su Poética, pues la poesía es más que la historia y posiblemente más que la filosofía misma. Cf.  ARISTOTELES, Poética, 1448b 35.   

[5] El poeta tiene que ver con un tipo de conocimiento del que no goza claridad. Pues aparecer como sumergido en un extraño poder cósmico, su voz no hace más que transmitir mensajes de los que no puede dar cuenta. Pero que sin embargo es necesario y por lo tanto no puede ser descartado. El que no tenga una lógica de la razón, no significa que tenga su propia lógica y por ende un contenido verdadero. Como había respondido a uno de los escritos al profesor Dick Toskman en plena pandemia: Hay que volvernos poetas antes que viajeros, como diría Unamuno. “Los poetas son aquellos seres liberadores que nos desatan de las cadenas de la materia y nos dejan entrar en un mundo nuevo, un mundo de almas sensibles. Sólo así podremos hablar de la revolución del amor”.

[6] PLATÓN, La Republica, X, 606e.

miércoles, 17 de junio de 2020

Comentario a mi Maestro


Estimado Dick, agradezco por compartir este artículo con mi persona. Acabo de leerlo, y ni bien leí el título, me llevó a relacionarlo directamente con unos artículos de Byung-Chul Han que fácilmente había encontrado en la telaraña sistemática que nos acoge en tiempos para nada personales.

No pretendo hacer una crítica a tu artículo, sería una pretensión muy grande contradecir a mi maestro. Tan solo desarrollaré algunas de tus ideas que me parecieron importantes y de forma muy breve y a la vez espero haber comprendido tu propuesta. Por ejemplo, en aquella idea de transtemporalidad que mencionas, es importante señalar lo más básico de la ciudad de Dios, que Dios es Amor. Y por tal motivo, se ha sostenido que el motor de la historia es el amor, muy distinto y muy distante a la idea de Heráclito y hasta el mismo Hegel. El motor de la historia es la guerra.

Esta guerra, a la cual nos enfrentamos, y si no mal recuerdo y en son de bromas en alguna de tus clases nos decías: “… la IV o V guerra mundial la combatiríamos con arcos y con flechas”. Miramos la realidad y percibimos que no esperamos tanto tiempo para vivir dicho combate. El problema es que este combate lo estamos lidiando con una nueva generación de “profesionales” a los que tanto le gustan los likes y los detestables dislikes. Esta generación post millenials o más conocida como generación Z, se caracteriza por haber perdido la mayor de las guerras, no la idea rating ni mucho menos la idea de casa sino la idea de hogar y sobre todo de familia. El joven zeta tiene como padre y como madre a una máquina, ya sea cualquier tipo de dispositivo “Smart” y para nada amoroso, llegando a la conclusión Cartesiana, “maquina soy”.

La guerra la hemos perdido cuando el hombre ha perdido el amor, no tomamos conciencia, a pesar, de haber pasado por una generación del 68, ya vivimos un critica a la razón por la escuela de Frankfurt. Por eso, si nos olvidamos de esta transtemporalidad de Amor, seguiremos en un espacio temporal continuo donde la razón seguirá siendo la soberbia y protagonista de la historia, donde algún otro filosofo o algún presidente, clarificará a esta pandemia como una simple gripe., como diría el mismo Voltaire en su poema del terremoto de Lisboa “Filósofos engañados que gritan todo está bien”.
Yo digo: “nada está bien”. Ahora el protagonista de la historia ya ni si quiera es el gen y de tipo egoísta, sino un virus, que saca lo peor del ser humano, si solo se vive en aquella temporalidad continua. Expresadas ya no solo en el “homo videns” ni solo en el hombre económico sino en una cosa absurda entregada al engaño. (res cogitans)

Cómo vamos a estar bien si vivimos en tiempos de guerra. Donde el otro, el hermano, el que llora, siente, muere y sobre todo muere, ha perdido el amor, dejando otra vez, la esperanza en la caja de pandora. No hay descanso eterno para aquellas almas ni para sus familias. No hay un verdadero abrazo, pues en palabras de Sartre, “el otro es mi infierno”. El otro me mata. De todo esto habrá aprendido Camus, para decirnos el verdadero problema de la filosofía, al estilo de Hamlet, “To be, or not to be, that is the question”.

Pero realmente el problema no es la guerra ni mucho menos el virus, es la actitud con que nos enfrentamos a nuestras circunstancias, estas actitudes serán actitudes éticas que tendrán que luchar con los cuatro puntos que has mencionado bien: El libido dominante de la propiedad privada, y solo por mencionar algo, ver los carritos en los supermercados, y me quedo corto en esto o por algún sujeto que brinda con una botella de mil dólares “carinae” por la valentía de todos los peruanos acaecidos. La esclavitud, provocada por el libido, que se expresará en situaciones psicológicas bastante decepcionantes, a la cual, se le suma la idea de la casa cárcel, de perdida de libertad y por ente de perdida de responsabilidad. Individuos enfermos latentes que se engañan con la edad tecnológica que enferma más que sana, enferma los cuerpos de combates y de guerras de pirámides de vasos y correrías detrás de un balón y música tan detestable como propaganda de “yo se cuidar mi cuerpo” de pasadas generaciones.

A dónde o a quién dirijo mi pregunta ¿Quién cura mi alma? Acaso lo hará el estado todo poderoso, con sus nuevas religiones, ya sea el derecho, ya sea el miedo, según los regímenes propios de cada estado que propicia más guerra para justificar el positivismo jurídico, aquello llamado soberanía.

La revolución de amor como propones aún está lejos, aunque esa voz en el desierto es super importante, pues ahora como antes aquella pleonexia para nada teleológica ni virtuosa, será otra vez el motor de la historia. El hombre económico representado en esos hombres forjadores del vellocino de oro, se repite como aquel eterno retorno inconsciente donde el Amor que desciende de los cielos con ternura se vuelve a romper en palabras de no amor al prójimo.

Hay que volvernos poetas antes que viajeros, como diría Unamuno. “La manía de viajar viene de la topofobia y no de la filotopía. El que viaja mucho va huyendo de cada lugar que deja y no buscando cada lugar que llega”. Hay que volvernos poetas pues la realidad del lenguaje tiene que hacer frente al vacío de la desesperación. Los poetas son aquellos seres liberadores que nos desatan de las cadenas de la materia y nos dejan entrar en un mundo nuevo, un mundo de almas sensibles. Sólo así podremos hablar de la revolución del amor.


Finalmente, brindemos como buenos poetas o como grandes amigos ¡Salud!.

Gabriel Sánchez Cuadros
Atte


lunes, 30 de septiembre de 2019

¿Qué es la poesía?


¿Qué es la poesía?
Poesía eres tú, decía Becker
¿Para qué es la poesía?
Para redimir a la mujer, lo digo Yo.

Una palabra puede enamorarla
Y despertar en ella una sonrisa de océano.
Otra palabra puede tocarla y desvestir
su cuerpo y encontrar su alma.
Y todas aquellas palabras
evitarán la cosificación de la mujer,
y he aquí la naturaleza de la poesía.

Una palabra, viajará en el tiempo
y se hará espacio entre tus manos.
Esas manos que oyen como gritan
tu nombre en la soledad de aquel
vacío de tus labios.

Labios tan poco besados de orillas de amor,
Amor que desprecias en vaivén de creciente marea de mujer
Injusta de sentimientos en una racionalidad que ha dado
muerte a la orilla de lágrimas del poeta ensangrentado
de amor que desprecias que hace vivir al propio poeta. 






domingo, 8 de septiembre de 2019


Mientras caminaba en el bosque
Un rosa llamada Luna
Alumbraba mi camino

Aquella Luna
que era una Rosa,
oscura como la noche,
no dijo ningún pensamiento
ni expreso ningún sentimiento.

Aquella Luna no era mi noche
No era mi rosa
Ni era mi camino.